Cristian recibirá este sábado los sacramentos de iniciación cristiana en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Madrid. La celebración estaba prevista para noviembre pero «tenía sed de Cristo sacramentado», así que «hablé con mi catequista, con el párroco y con mis compañeros de confirmación y no tuvieron inconveniente en adelantar la celebración»

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Esta decisión hizo que Cristian no tuviera «un camino, por así decirlo, de fe». «Yo no tenía referencias» sobre el catolicismo más allá de las de «algún compañero que hizo la primera comunión y que estaba más pendiente de los regalos que del sacramento».

Por el testimonio cristiano
Los años se sucedieron y Cristian entró en la universidad, donde estudió Periodismo y donde «conocí a personas católicas que me mostraron y demostraron muchas virtudes».

«Mientras tanto, acabé la carrera de Periodismo, conseguí trabajo con perspectivas de crecimiento, cambié de ciudad, comencé esa ansiada independencia, tenía mis ilusiones en el amor, tenía buena salud pero me sentía vacío».
Al contrario, «cada vez que conocía más la realidad de la Iglesia y el mensaje de Dios, más me atraía». Pero este proceso Cristian lo vivía en su interior «porque no era capaz de reconocerlo. Me daba vergüenza hablar con mis amigos sobre esa inquietud que estaba surgiendo en mí». Además, seguía pensando que «lo que escuchaba era bueno pero que, de momento, no era para mí».
Una novia católica practicante
Hace un par de años Cristian conoció a su actual novia, que es católica practicante. Su relación, junto con sus nuevos amigos católicos, hizo que por primera vez se diera cuenta de que «esa belleza de Dios existía y que además podía ser para mí». Fue entonces cuando se apuntó a catequesis para adultos en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, de Madrid.
Comenzó la catequesis pero en el horizonte de Cristian todavía no estaba la posibilidad de bautizarse. El punto de inflexión para entrar en la Iglesia Católica lo vivió en un retiro espiritual al que acudió invitado por su parroquia. Se apuntó porque «era una oportunidad de estar a solas con Dios, en un ambiente alejado del ruido que nos rodea. Necesitaba hablar con el Señor, sincerarme, decir con palabras lo que mi corazón sentía».
Durante el retiro ocurrió el milagro. «Sentí que Él me escuchó y que, además de escucharme, me abrió los brazos». Salió de los ejercicios espirituales «renovado», asegura.

A la celebración, ante la que dice sentirse «feliz», acudirá la madre de Cristian, que a pesar de no compartir la fe de su hijo, no ha querido perderse este importante paso en la vida de su hijo.
José Calderero @jcalderero. ALFA Y OMEGA